[29-08-07][Bogotá]
bajo la voz no dictada de sus ecos,
con jerarquías pero no con súbditos,
con edades pero no vejez,
con estilos y a la vez sin ataduras,
con maestros, no con dioses,
con detractores y enemigos
como todo imperio incontenible.
Nace de la mano en cada signo proferido de valor
no por su forma ni sonido
sino por ese orden inmaterial
que ilumina su intención,
le da la fuerza para tener vida propia
y alguna veces para no morir en el papel
o en el recuerdo.
Causa o consecuencia,
designio o azar,
don o milagro,
la única certeza es que una mañana
el hombre quiso escribir lo que su mente le decía
o tal vez desde entonces ambicionó
ser inmortal de alguna forma
como el justo dios que en si emergía.
Y el mundo ahora era suyo
para detener el tiempo en una novela,
iniciar el cambio en un panfleto,
repensar la vida en un poema,
declarar el amor en una carta,
imponer el orden en una ecuación,
enaltecer el valor en un himno,
darle ritmo a los sentidos en una canción,
darle alma a un instrumento en una partitura,
y dormir el espíritu en un cuento de hadas.
Es la palabra el escalón
que nos separó del reino animal
y nos dio uno propio.
JohnAB
© Todos los derechos reservados