Por un instante Cuando los gritos son detenidos entre los labios Cuando las balas dejan de salir por los cañones Cuando los taladros no siguen girando Cuando los motores paran de quemar el cielo Y las luces se apagan Entonces la tierra puede dormir Y sueña.
Sueña que nadie le perfora la piel buscando su sangre Que su cabello crece floreciente y frutal Que sus ojos son cristalinos y vivos Que sus senos no se derriten Que sus pulmones reverdecen Que en los dedos de sus manos nace el agua Que su voz resuena en las copas de los árboles Que no la quema el aire ni la ahoga el calor Que puede correr libre sin rejas ni pasaportes Que puede llorar sin el temor de derrumbarse Que puede vivir en el norte e incubar en el sur Que no tiene banderas reclamando propiedad Que no tiene cruces exigiendo fe Que no tiene pañuelos rogando justicia Que no tiene bocas acostándose hambrientas Que puede dar vida y no presentimientos.
Siempre ese sueño se ve terminado abruptamente Alguien más se sintió dueño del suelo que pisa Y la tierra se despierta Trata de recordar lo que soñó Pero no puede Y se da la vuelta para que el sol le de Del otro lado.